Como homenaje a la mujer venezolana, se reseñan las historias de heroínas, quienes durante la guerra de independencia pelearon al lado de los hombres con el mismo valor, arrojo y valentía, prefiriendo morir por su patria que seguir viviendo bajo el régimen español.
Josefa Joaquina Sánchez (1797)
Nació en La Guaira el 18 de octubre de 1765.
El 27 de julio de 1873 se casó con José María España, quien participó en la conspiración llamada “de Gual y España”. Compartió con su esposo sus ideas revolucionarias y lo ayudó en la distribución de propaganda y confeccionó con sus manos las primeras escarapelas de los revolucionarios y la bandera del movimiento emancipador, creada por Manuel Gual.
A raíz de la revelación del movimiento, su esposo huye a Trinidad, regresando un año después y se oculta en su casa, donde siguió desarrollando sus ideas revolucionarias. Una vez delatado su escondite, es hecho preso y sentenciado a muerte, hecho ocurrido el 8 de mayo de 1799. Ya Josefa se encontraba arrestada desde el 19 de abril en Caracas. Fue juzgada y condenada el 19 de febrero de 1800 a ocho años de prisión, a pagar en Casa Hospicio donde se encontraba. Estaba embarazada cuando fue conducida a prisión, dando a luz en su celda.
El 13 de junio de 1808 cumple su condena y es desterrada a Cumaná, junto con sus hijos, quienes se encontraban estudiando la Universidad, sin derecho a sacar ningún bien de fortuna, y con la prohibición de volver, ni ella un sus hijos, a Caracas o La Guaira.
Mariana Santillana
Nació en la provincia de Barcelona a mediados del s. XVIII. Participó activamente en la causa independentista y en aras de la libertad perdió a sus cuatro hijos en defensa de la patria.
Cecilia Mujica (1813)
Pertenecía a una de las familias de San Felipe. Su padre Don Martín de Mujica, caballero noble, realista a favor de la causa del Rey. Cecilia estuvo comprometida en matrimonio con Henrique de Villalonga, joven de prosapia española.
Ambos jóvenes pertenecieron al Comité Revolucionario patriota y trabajaron arduamente en labores propagandistas. Henrique distribuyó boletines y Cecilia confeccionó escarapelas y divisas tricolores para el pecho de los combatientes, además de componer canciones patrióticas.
Cecilia quedó huérfana de padre, a raíz del terremoto de 1812 en Caracas. Su situación era difícil, pero continuó sus labores en aras a la libertad. Debido al Decreto de Guerra a Muerte del año 1813, el gobernador de San Felipe ejecuta una política de terror en contra de los revolucionarios patriotas, cayendo prisionera Cecilia como resultado de sus actividades. Custodiada por los soldados de la Orden de Cazadores, fue trasladada al sitio de los “Zunzunes”, en el camino de Cocorote. En la quebrada de Saballo, ya sentenciada a muerte, fue vestida, vendada y montada en un potro para los efectos de la ejecución. Luego fue colocada en un grueso tronco. Le entrega sus pertenencias a uno de los soldados para serles entregados a Henrique de Villalonga, quien se encontraba en prisión.
Gritando por la libertad de su tierra, murió Cecilia Mujica al fuego del pelotón de fusilamiento.
Juana Ramírez “La Avanzadora” (1813)
Juana Ramírez era una mujer del pueblo, de origen humilde, nacida en el año 1790, quien se ganaba la vida lavando ropa de las familias de la ciudad de Maturín. Inicialmente se destaco en la región por su fervor patriota, generosidad y alma humanitaria. En los sucesos revolucionarios de Maturín del año 1813, se dedicaba con abnegación a atender a los heridos en los combates y al entierro de los muertos. Siempre en vigilia, asistía a los necesitados.
Cuando Domingo Monteverde atacó Maturín, el General Piar organiza la defensa de la ciudad, formando una batería, a la cual denomino “Las Mujeres” por estar constituida en su totalidad por mujeres que lucharon al lado de los hombres con el mismo valor y arrojo. Entre estas mujeres se encontraba Juana Ramírez, apodada “La Avanzadora” por ser ella la primera en avanzar hacia el enemigo. Igualmente peleo bajo las órdenes del General Bermúdez, a cargo de un batallón de mujeres.
En una oportunidad le quito la espada a un oficial realista muerto en combate y volvió al campamento con la misma en alto. Así está representada en la estatua en su honor en la ciudad de Maturín. Murió en el año 1856.
Barbarita de La Torre (1814)
Nació en Trujillo y desde muy joven se inicio en la lucha por la causa Republicana, impulsada por su padre, Vicente de La Torre, famoso guerrillero, quien mantuvo en jaque a las autoridades españolas de Trujillo y Maracaibo, a raíz de la pérdida de la Primera República en 1812.
Barbarita se destacó en los combates, acompañando a su padre, por su arrojo, don de mando, destreza sobre el caballo y condición de guerrillera. Fue conocida en Trujillo como “La amazona trujillana”.
En 1814 cayó prisionera en un combate y condenada a ser fusilada, pero poco antes de la ejecución se presento su padre para canjear su vida por la de su hija, condición aceptada por el jefe realista, siendo fusilado en la plaza Chiquinquira de la ciudad de Trujillo. Barbarita quedó en libertad.
Consuelo Fernández (1814)
Consuelo era nativa de Villa de Cura. Tenía 17 años de edad.
Después de la victoria del Comandante José Tomás Boves en La Puerta, el 3 de febrero de 1814, ante el Coronel Campo Elías, este jefe español se había retirado a Villa de Cura, donde imponía su sed de sangre y terror, asesinando personas y saqueando viviendas y templos. Mientras tanto, el General José Feliz Ribas había formado una defensa en La Victoria para frenar a Boves.
Manuel Fernández, hermano de Consuelo, de 19 años de edad, servía a la causa patriota al lado de José Félix Ribas. Consuelo permanecía en la ciudad acompañando a si anciano padre. Un oficial de Boves cortejaba a Consuelo y a través de él se entera de los planes realistas para atacar a La Victoria. Le envía un mensaje a su hermano, pero el joven emisario fue perseguido y encontraron el papel con su nombre. Esta carta llego a manos del Coronel que la cortejaba, quien ofendido por el rechazo de Consuelo, ordena su encarcelamiento, al igual que al padre. Consuelo afirma que su padre es inocente y que prefiere la muerte que estar casada con un realista. El padre es liberado y ella condenada a muerte.
El 10 de febrero de 1814 fue el día de la ejecución. El Coronel que la acortejo le ofrece salvarle la vida si se casa con él, siendo enérgicamente rechazado por Consuelo. Decididamente camino hasta la plaza, lugar de la ejecución, y al momento de la misma irrumpe su padre en la plaza, abrazándola, cayendo padre e hija ante la descarga lanzada.
Luisa Cáceres de Arismendi (1816)
Nació en Caracas el 25 de septiembre de 1799. Era hermana del prócer de la independencia Teniente Coronel Juan Manuel Cáceres.
El padre y hermano de Luisa Cáceres son fusilados en Ocumare del Tuy, por el Comandante español Rosete, en 1814. Estuvo en la Emigración a Oriente acompañando al Libertador. Cuando arriba en la Asunción, el General Juan Bautista Arismendi envía por ella, a quien había conocido en casa del General José Félix Ribas, y el 4 de diciembre de 1814 contrajo matrimonio con Luisa Cáceres.
Los realistas planearon apresar al General Arismendi y al no poder lograrlo, se llevan detenida a su esposa, Luisa Cáceres. Se encontraba embaraza cuando fue conducida a prisión, dando a luz en la misma, muriendo su hija al nacer, el 26 de enero de 1816. Estuvo presa en los catillos de la Isla de Margarita, en la bóveda de La Guaira y en el antiguo Convento de la Concepción de Caracas. Fue torturada sin piedad, siendo obligada en una oportunidad a beber agua de un aljibe, pestilente, mezclada con sangre de algunos patriotas fusilados.
En enero de 1817, es confinada a Cádiz, España, y al ser presentada a las autoridades de Andalucía le asignan una pequeña pensión, siendo recibida en la casa de Don José María Morón.
Con ayuda de unos amigos logra fugarse de España, regresando a Caracas el 26 de julio de 1818. Contaba con 18 años de edad, sufriendo cuatro años de humillaciones y vejaciones. Finalmente se reúne con su familia y esposo. Fue recibida en Juan Griego con fiestas populares.
Luisa Cáceres muere el 2 de julio de 1866, a los 67 años de edad.
En el año 1816, el Coronel Aldama era el gobernador de Cumaná. Los patriotas usaban una cinta azul como divisa política, usándola las señoras en sus peinados, con cierta precaución. En una oportunidad, Leonor Guerra se asomó a la ventana usando su cinta azul. El gobernador Aldama la observa y alguien la delata. Leonor es hecha prisionera y sentada sobre un burro, le propinaron 200 azotes, por insurgente, y se le amonestó en cada esquina por donde pasaba y delataba a sus cómplices. Leonor soportó el castigo y la humillación dando vivas a la patria. Posteriormente fue conducida a su hogar, rehusando asistencia médica y alimentos, muriendo posteriormente. Su modestia y delicadeza le impidieron soportar la humillación.
Catalina Monjes (1817)
Nacida en Barcelona, es una tenaz luchadora y defensora de la causa independentista. Perseguida tesoneramente por las autoridades, se esconde en los montes, continuando su trabajo a favor de los patriotas. En 1817 se guarece en la Casa Fuerte, bajo la defensa del General Pedro María Freites, y ante el avance realista en la toma del sitio, recibe machetazos en un brazo y un bayonetazo en el otro que la dejan inútil para siempre.
Eulalia Buroz (1817)
Eulalia Ramos Sánchez de Chamberlain, mejor conocida como Elalia Buroz, nació en Mamporal en 1796. En 1812, con solo 17 años de edad contrae matrimonio con el joven Juan José Velásquez, oficial republicano, quien por motivos de la guerra tuvo que ausentarse, dejando embarazada a su esposa, quien ante la llegada de los realistas hubo de ocultarse en los bosques vecinos, donde dio a luz a una niña, muriendo la misma a los pocos día de nacida.En 1813, estuvo a punto de ser fusilada por una partida realista, en el pueblo de Río Chico. Se salva por la llegada oportuna de los patriotas. Al conocer estos hechos, su tía Josefa Pía envía por ella y se traslada a Caracas.
En el año 1814, acompaño a Bolívar en la emigración a Oriente, embarcándose con los refugiados rumbo a Cartagena, dejando familia, esposo y bienes. Después de los sucesos de Cartagena, sale de esta ciudad, rumbo a Haití. Regresa a Venezuela en 1816, enterándose de la muerte de su esposo, a manos de un pelotón de fusilamiento realista, al negarse a dar informaciones sobre su paradero. Eulalia se traslada a Cumaná, refugiándose en la casa de su padre cerca de la ciudad. Conoce al Coronel Carlos Chamberlain, quien se enamora locamente de ella, contrayendo matrimonio. Herido Chamberlain en el combate de Clarines el 8 de marzo de 1817, tuvo que quedarse en Barcelona, encontrándose con Eulalia meses más tarde dentro del grupo de los defensores de la Casa Fuerte, a las órdenes del General Pedro María Freites.
El 7 de abril de 1817, cuando las tropas realistas al mando del Coronel Aldama toman la Casa Fuerte y masacran a sus defensores, Eulalia se encuentra al lado de su esposo, quien prefiere quitarse la vida antes de caer prisionero. Eulalia recoge el arma, en el momento en que un oficial la hacía prisionera y trata de acariciarla, diciéndole que le salvaba la vida si gritaba vivas a España. Revestida de la mayor serenidad, Eulalia dispara un pistoletazo, al tiempo que gritaba vivas a la patria, cayendo el oficial muerto a sus pies. Los soldados realistas, en venganza, descargan sus golpes con sus armas sobre Eulalia, mutilan su cuerpo ensangrentado y lo amarran a la cola de un caballo.
Así murió esta valiente mujer.
Teresa Heredia (1818)
Nace en Ospino en 1787, en hogar de elevada posición social y económica. Está emparentada con el Coronel realista Fermín de Heredia, muerto en la batalla de Araure, en 1813.
Teresa junto con su familia, se deciden por la independencia, siendo sus padres ajusticiados, dejando a la niña huérfana al cuidado de una tía, trasladándose a La Guaira. A los 17 años de edad contrae matrimonio con el isleño José Antonio Arguero, quedando viuda a los 19 años, dedicándose por entero a la lucha al lado de los patriotas. Cierto día es hecha prisionera y durante seis meses paga prisión en La Guaira. El 8 de mayo de 1818 es trasladada a la Cárcel de Caracas, y por orden de Moxó, se le abre juicio por "sospechosa de infidelidad". Algunos testigos la acusan de ser una revolucionaria, que la han visto en los llanos con los realistas y que el Gobernador de Valencia, Luis Dato, le había quitado un dinero que llevaba a los patriotas.
Teresa se defiende y niega los cargos, refiriendo que el gobernador Dato la aprehendiera sin fórmula de juicio, le cortara el cabello, la bañara en mieles y la emplumara, para pasarla por las calles de Valencia.
No obstante, tener juicio dudoso, Teresa fue condenada a ser expulsada a la América del Norte por incorregible y para que le enseñaran a vivir en sociedad. Esto fue lo último que se supo de ella.
Ana María Campos (1823)
Nace en los Puertos de Altagracia, y desde pequeña se entrega a la causa republicana. Su casa fue lugar de reunión de elementos patriotas, colaborando en la organización, reuniones clandestinas.
A raíz de los sucesos en Maracaibo en 1822-1823, cuando el General Morales toma la ciudad, Ana María pronuncia su frase inmortal en una de sus reuniones: "Si Morales no capitula, monda". Esa frase se convirtió en clamor popular y por consiguiente, no le hizo mucha gracias a Morales, y la hace conducir prisionera a su presencia. Ordena que sea vapuleada públicamente, desnuda, montada en un asno, y sea paseada por las calles de la ciudad, al golpe del látigo. A cada latigazo sobre su cuerpo repetía su famosa frase. El valor puesto a toda prueba por esta mujer, habla de la entereza de su temple y ejemplo de fe y decisión.
Fuente consultada:
-General de División (AV) Machado Guzmán, G. Historia Gráfica de la Guerra de Independencia de Venezuela. Litografía Tecnocolor. Caracas, 1998.